Pampa Ilusión

Introducción de Pampa Ilusión

Lourdes: Lo que pasa es que las mujeres de la oficina ahora no le están cocinado a los maridos, pa que ellos se avispen y exijan sus derechos.
Laura: Pero que esto es el colmo, como es posible que las mujeres no le den de comer a sus maridos. Ay si yo tuviera un marido lo atendería como a un rey!
Domitila: Si, pero si su marido tiene que pelear por su dignidad entonces tiene que apuntalarlo pue.
Laura: Dignidad!!! esa palabra me huele a desorden y vandalismo.
Domitila: Oiga! nada de desorden y vandalismo! La dignidad es lo único que tenemos los pobres y si no peleamos por ella es mejor la muerte. 

Este diálogo forma parte de una escena en la telenovela Pampa Ilusión, transmitida en horario estelar por el canal nacional en el Chile de hace 20 años. En ese Chile en cual la palabra política era casi impronunciable, olía a desorden y vandalismo,en ese chile donde aún había impunidad en las calles y que todo el mundo, pero todo el mundo miraba las teleseries del área dramática de TVN. En este pequeño parlamento Domitila, empleada doméstica y mujer obrera ponía en palabras lo que las calles hoy después de 20 años no paran de gritar.

Pampa ilusión es una metáfora de ese Chile extremadamente injusto y desigual, ese chile que duele y ahoga. Ese chile de ricos muy ricos y de pobre muy pobres silenciados por años, por siglos, por una dictadura sangrienta y por una democracia que quiso borrar todo rastro de descontento.

La teleserie narra la historia de la oficina salitrera homónima, inspirada en la histórica  oficina Humberstone. Ella es la gran protagonista de la historia, como en el circo de las montini es el circo en sí mismo. 
En ambas se narran las historias de las personas que en habitan esos lugares y tiempos.
La historia de pampa ilusión termina con el cierre de la oficina salitrera, con la caída de ese sistema de poderes y economías que ya estaba desgastado y destruido. Inés, la protagonista, no hace más que propiciar las herramientas para que los obreros se organicen y pidan lo que es justo. 
No termina solo con el beso entre Claudia Di Girolamo y Francisco Reyes, ese con el cual se espera que terminen todas las teleseries acompañado del cierre instrumental de Te conozco de Silvio Rodriguez, esa canción que representa ese momento culmine al final de una teleserie, la misma siempre, continua después del beso mostrando con pequeños momentos de la salitrera antes de la remodelación que hicieron para filmar la teleserie, abandonada y destruida. Como una suerte de epílogo que conecta con ese territorio, nos dice que por más que sea una teleserie no es fantasia de la cual se habla. Y que el romance y las lagrimas  en esta obra no están  solo en sus besos, si no en ese desierto que hasta el día de hoy grita nuestra historia. 


La oficina salitrera funciona como un pequeño feudo con un rey-empresario enfermo y debilitado pero que aún ejerce minuciosamente su poder controlando la vida de cada uno de sus empleados. 
Hay castas que definen quienes pueden pasear libremente y quienes no, quienes tienen acceso a la vivienda, quienes pueden recibir dinero y quienes fichas a cambio de su sueldo, fichas que solo pueden gastar en una pulperia que tambien es propiedad del dueño de la pulperia y que solo pueden gastar ahí. 

Ese Chile no es fantasía, es un Chile que realmente existió. El Chile del hambre y las matanzas a los obreros, ese Chile que canta la Violeta cuando clama arriba quema el sol.

Ese Chile que es difícil de describir en una página y que necesitaron toda una teleserie para contarlo.  



Pampa Ilusión funciona como una alegoría de una sociedad injusta, cruel y extremadamente desigual. 
Una metáfora de los que gobiernan a través del miedo y la represión.

Dentro de la oficina, las personas se dividen en dos castas: La administración y los obreros.
“La administración” es una forma de gobierno pero también una casta de gobernantes, administrativos, contadores, técnicos e ingenieros de cargos altos y medios altos.
Son los empleados de la oficina y sus familias.
Los obreros no son empleados, son obreros.

Sobre la cabeza de la administración está William Clark, el don mister, es el gobernante despota y tiranico que decide absolutamente sobre la vida de todos los que habitan y trabajan en su oficina. 
Él es un tirano en decadencia, su imperio salitrero se está desmoronando por el salitre sintético y  se niega a ver que su pequeño feudo se cae a pedazos. 
Mister Clark es el dueño de la vida y de la muerte en la pampa salitrera. Imparte castigo a quien desobedece sus normas y quien hace peligrar la estabilidad de su pequeño estado.
Pero él sobre todo un capitalista, su normas no tienen un acervo moralista más allá del codigo conversador, misógino y clasista de la época, tampoco es un hombre religioso, de hecho ni siquiera hay un cura ni una iglesia en pampa ilusión. Porque pareciera que en ese terreno nadie, n isiquiera dios está sobre el poder del Mister Clark. 
Mister Clark tiene muy claro que cada una de las medidas que toma son para acumular poder y dinero.  Sabe que cuando se le acabe el dinero ya no habrá con que amarrar en el desierto a esos cuerpos sobre los que decide hasta en los polvos. Sabe también que si pierdiese el poder significaria compartir parte de su riqueza con sus trabajadores. 
Él es un hombre extremadamente misógino, para él las mujeres son objetos de los cuales usar y servirse, son mentirosas, peligrosas y siempre estarán buscando perjudicar a los hombre y sobre todo a él, y además  “son unas buenas para nada” del mismo modo que trata a su hijo Manuel. 
El no duda en expulsar a su mujer de la oficina salitrera no solo con la excusa de una supuesta infidelidad de su esposa. Si no además para quedarse con su dinero y así comprar Pampa Ilusión. 
No tiene escrupulo alguno al momento de matar, torturar, expulsar o reprender. 
Las vidas del resto son descartables y la de los pobres no llegan contar como vidas. 
Mister Clark representa esa mezcla de capitalismo y represión que la dictadura terminó de moldear y hornear en nuestro país, pero también a esa casta de los megamillonarios que gobiernan países como Chile, para los cuales las vidas del pueblo son un estorbo si no producen riqueza para ellos. 
Esas 20 familias o 10 quizás, entre las cuales está la familia Piñera,  que no necesitaban que los conozcamos, que sepamos sus nombres o que les cantemos el happy birthday, es mejor si no conocemos sus rostros. 20 familias que no necesitaban hasta ahora que los gobiernos a su mando apunten con pistolas al pueblo que pide una vida más digna. 




Esas 10 familias que hoy se miran entre ellas y hacen todo lo posible,  comprando medios y periodistas, negociando directamente con las fuerzas armadas antes que con sus monigotes políticos, para no perder el poder. 

En Pampa Ilusión hay una revuelta, la revuelta que comienzan las mujeres obreras con su huelga de ollas para apuntalar a sus maridos como dice Domitila. 

Ellas, las obreras,envían cartas a la administración exigiendo el pago de los salarios a los obreros, para ello aprenden a leer y escribir de manera nocturna y clandestina, en una de las escenas más emotivas de las teleseries, porque si las teleseries no nos hacen llorar, no tiene sentido verlas. 

Domitila representa  el arquetipo de mujer obrera y madre de familia, además de ser la vocera de las obreras. 
Es la mujer que hoy está en las calles gritando furiosa y que ya no necesita a ningún marido para exigir sus derechos.

Junto con Domitila transitan diversos personajes que hablan de ese Chile lleno de silencios, como Laura Fortuna una facha pobre que hereda las ropas de los ricos o Tobias Pincheira, el sádico y obediente capataz de la oficina que al igual que la policía es capaz de asesinar y torturar en nombre de sus dueños. Orteguita una marica vieja que se transforma en el hada madrina de la Suspiro, una trabajadora que trabaja de noche para comprarse su terrenito en Lebu y que ante las acusaciones de las mismas mujeres obreras sobre su trabajo, ella les contesta que ninguna ahí decidió nacer pobre. Ni las mucamas ni las prostitutas. 

Aunque pasen los años esta telenovela sigue tan vigente como el primer día de su estreno, tal vez más aún, hoy es parte de nuestra memoria pop sensible. Esa que decía lo que sentíamos en silencio, lo que ningún noticiero en televisión se atrevía a decir.